lunes, 10 de junio de 2013

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viernes, 1 de junio de 2012

EL CAMBIO QUE BUSCAMOS, NO ES UN CAMBIO DE AMO ES UN CAMBIO QUE NOS PERMITA DEJAR DE SER PERROS.


ACTUALMENTE EN MÉXICO SE PADECE UNA ENFERMEDAD, PERO ES UNA ENFERMEDAD ESPIRITUAL LA CUAL, HACE A UNA NACIÓN QUEBRANTADA ESPIRITUALMENTE. Y SI LE SUMAMOS EL DESEMPLEO, LA INSEGURIDAD, LA IGNORANCIA DE LA POBLACIÓN, ENTRE OTRAS SITUACIONES. ES MOMENTO DE CAMBIAR, INTERIORMENTE ANTES NO SE PUEDE HACER, BUSQUEMOS LA LIBERTAD.
http://diarioportal.com/2012/06/01/estudiantes-de-durango-dicen-apoyar-a-pena-nieto-a-cambio-de-puntos-extra/


http://www.nuestromexicodelfuturo.com.mx/

!!!!!MÉXICO DEBE DESPERTAR!!!!

Mexico ya toco fondo. Queremos un Mexico Mejor. Niños incomodos no quieren este futuro. Por un mejor futuro.
Basta de arreglar el pais por encimita.
Mexico ya toco fondo. Queremos un Mexico Mejor. Niños incomodos no quieren este futuro. Por un mejor futuro.
Basta de arreglar el pais por encimita.
Niños incomodos no desean este futuro para Mexico. Desean un futuro mejor. Niños le piden a candidatos presidenciales,Andres Manuel Lopez Obrador,Josefina Vazquez Mota, Enrique Peña Nieto.
Si este es el futuro que nos espera no lo queremos.basta de trabajar para su partido.Se acabo el tiempo, Mexico ya toco el fondo.
www.nuestromexicodelfuturo.com.mx

Violencia Inseguridad Nuestro México del Futuro Candidatos AMLO Andrés Manuel Lopez Obrador Josefina Vázquez Mota Peña Nieto Quadri Niños Incómodos Elecciones Secuestro Anuncio Narco Política Asesinato Reclamo Noticia Controvertido campaña política Presidenciables Partidos políticos Comercial Políticos mexicanos Fraude Gobernantes
Violencia Inseguridad Nuestro México del Futuro Candidatos AMLO Andrés Manuel Lopez Obrador Josefina Vázquez Mota Peña Nieto Quadri Niños Incómodos Elecciones Secuestro Anuncio Narco Política Asesinato Reclamo Noticia Controvertido campaña política Presidenciables Partidos políticos Comercial Políticos mexicanos Fraude Gobernantes

jueves, 19 de enero de 2012

EL SABIO Y EL REY


Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño. 


-¡Qué desgracia mi señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad. 


- ¡Qué insolencia! - gritó el Rey enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! 


Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos. 


Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo: 


- ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes. 


Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. 


Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: 


- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. 


- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a 
comunicarse. 


De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. 


La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado. 


La forma de decir las cosas puede cambiar el ánimo y disposición de quienes te escuchan.
LA OVEJA NEGRA
Italo Calvino
del Libro La gran bonanza de las antillas
Erase un país donde todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna sorda, para ir a saquear la casa de un vecino. Al regresar, al alba, cargado, encontraba su casa desvalijada.
Y todos vivían en concordia y sin daño, porque uno robaba al otro y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al primero. En aquel país el comercio sólo se practicaba en forma de embrollo, tanto por parte del que vendía como del que compraba. El gobierno era una asociación creada en perjuicio de los súbditos, y por su lado los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin tropiezos, y no había ni ricos ni pobres.
Pero he aquí que, no se sabe cómo, apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en casa fumando y leyendo novelas.
Llegaban los ladrones, veían la luz encendida y no subían.
Esto duró un tiempo; después hubo que darle a entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia que no comía al día siguiente.
Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por la noche para regresar al alba, pero no iba a robar. Era honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba mirando pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.
En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin tener qué comer, con la casa vacía. Pero hasta ahí no había nada que decir, porque era culpa suya; lo malo era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden porque él se dejaba robar todo y entre tanto no robar a nadie; de modo que había siempre alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta: la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado, los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía, de modo que se volvían pobres.
Entre tanto los que se habían vuelto ricos se acostumbraron a ir también al puente por la noche, a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.
Pero los ricos vieron que yendo de noche al puente, al cabo de un tiempo se volverían pobres. Y pensaron: “Paguemos a los pobres para que vayan a robar por nuestra cuenta “. Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes: naturalmente siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros. Pero como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres les robaban. Entonces pagaron a los más pobres de los pobres para defender de los otros pobres sus propias casas, y así fue como instituyeron la policía y construyeron las cárceles.
De esa manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado, ya no se hablaba de robar o de ser robados sino sólo de ricos o de pobres; y sin embargo todos seguían siendo ladrones.
Honrado sólo había aquel fulano, y no tardó en morirse de hambre.

martes, 13 de diciembre de 2011

"El hombre más bueno del mundo".

Hubo una vez en un pueblo muy lejano de China, un hombre anciano al que todos sus vecinos lo consideraban "el hombre más bueno del mundo". Dicho apelativo lo había ganado debido a la fama que tenía de no haber lastimado a hombre alguno en toda su vida. Nunca había discutido con nadie, nunca había engañado a nadie, nunca había hecho llorar a nadie, nunca había levantado la voz. Ni una sola pelea con los vecinos, ni una sola vez había regañado a un niño por jugar cerca de su propiedad, nunca riñó con su esposa, nunca insultó a nadie, ¡NADA!

En verdad era un hombre muy admirado, tomado siempre como ejemplo en las asambleas del pueblo. Era el hombre a seguir.
Sin embargo, hay que aclarar el porqué de tamaña fama de este anciano: nunca hacía nada, nunca hablaba con nadie, nunca interactuaba con su prójimo, no era casado... Todo lo que hacía desde el amanecer al anochecer, era sentarse a mirar un árbol que crecía en su jardín. Este árbol era un árbol de Katsura y había aparecido de forma espontánea en su jardín desde hacía unos años. El anciano, que antes del árbol sólo se sentaba a mirar la nada, consideró este suceso como una señal de Dios, en aprobación a su quietud.

Es así como el anciano se sentaba a mirar su árbol muy cuidadosamente. Miraba y repasaba cada detalle una y otra vez. Sentía que podía saber cuántas hojas y flores había en las ramas, a pesar de que el árbol medía cerca de 15 m de alto y tenía muchas ramificaciones de variados tamaños. Miraba el color marrón claro del tronco que cambiaba a tonos amarillos en otoño. Sabía cuando se había desprendido una hoja, sabía cuando el viento se llevaba alguna flor, sabía cuando eran polinizadas las flores, sabía que esa era su misión en el universo de Dios.

Cierto día corrió la voz en el pueblo de que llegaría un sabio de una aldea lejana. Este hombre estaba haciendo un recorrido por muchos poblados, enseñando a la gente que quiera oír, la forma correcta de afrontar la vida. El sabio postulaba que el amor era la única forma de hacer del mundo un mundo mejor. Con el amor se podría llegar a desarrollar la fuerza de Dios.

Fue así que el anciano, al oír de la pronta visita del sabio se alegró pues por fin alguien reconocería oficialmente su bien, y el día que éste llegó, la gente de la aldea lo llevó a la casa del anciano. Ahí estaba él, sentado, mirando el árbol, simulando ni siquiera mirarlo, a pesar de que estaba ansioso de que lo alabe frente al pueblo.

Ahí está- dijo un joven al visitante-, mírelo, el hombre mas bueno del mundo.

Sí, él es -respondió una mujer ya entrada en años-, nunca le ha hecho mal a nadie, es un hombre privilegiado, no tiene karma.

El sabio lo miraba cuidadosamente mientras que el anciano hinchaba el pecho, orgulloso de su bien.

¿Cómo se llama?- preguntó el visitante.- No lo sabemos- respondió la mujer-, nunca ha hablado con ninguno de nosotros. Solamente mira el árbol de Katsura.

El sabio se paró frente al público y contó: "Cierta vez conocí a un hombre. Verdaderamente tenía amor en su corazón. El problema era que no sabía sacarlo fuera, no lo podía demostrar con facilidad, incluso llegó a pensar que no podía amar. Se esforzaba mucho, pero cada vez que se acercaba a una persona, terminaba lastimándola. Quizás era producto de su poca reflexión, quizás no era aún su tiempo de amar, pero él se seguía esforzando. Nunca tuvo malos sentimientos ni intenciones pero lastimó, hirió a la gente que él más quería y a los que más lo querían a él".

Eso me pasa a mí- bramó un jovén-, no sé amar y he lastimado.

Lo mismo me pasa a mí- dijo otro-, pero más me lastimo yo mismo cuando sé que alguien sufre por mi culpa.

Así varias personas empezaron a contar su situación, las mismas que eran muy parecidas a la del hombre de la historia y diametralmente diferente a la del anciano, el hombre más bueno del mundo...

"Bueno, dijo el visitante, ese hombre del que les hablo fui yo. Yo lastimé, yo me equivoqué, pero... Yo aprendí. La vida es una total acción, después de aprender viene el silencio y la aplicación de lo aprendido por experiencia. La vida es un continuo camino en el que la gente no sabe a ciencia cierta qué pasará, pero la confianza en nuestro bien y nuestro amor es lo que nos mantiene firmes en el camino. Y si caemos por la oscuridad que está al frente, sabemos por nuestra misma fe en Dios que nos podemos levantar una y otra vez, hasta alcanzar la maestría. Eso solamente es posible aprendiendo, equivocándonos y redimiéndonos. Pidiéndo perdón por nuestras fallas a Dios, a los demás y a nosotros mismos. Amando, lo cual a veces no es tan fácil como pensamos, pero se aprende".

El sabio pudo reconocer una expresión de desconcierto en la cara del anciano y añadió: "Dios no te culpará por decidir sentarte y alejarte de todo pero, ¿qué has amado?, ¿qué aprendiste?, ¿de qué has pedido perdón? El hombre más bueno del mundo no es el que no hace nada para no lastimar, por el contrario, lo es el que tiene el valor para afrontar la vida, equivocarse, apoyarse en su fe y volverse a levantar para seguir aprendiendo. Es el que agradece y pide perdón. Es el que reflexiona de sus errores y se esfuerza transparentemente en no volver a fallar".

"Si lastimaste a alguien y lo sientes en tu corazón, pide perdón.
Todo deberá estar mejor.
Si lastimaste sin querer aprende de ello.
Huir para no volverlo a hacer o dejar de arriesgar no será la solución".

La Mejor Religion del Mundo Según el Dalai Lama

           
Leonardo Boff:
“En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos, en la cual ambos (yo y el Dalai Lama) participábamos; yo, maliciosamente, mas también con interés teológico, le pregunté en mi inglés defectuoso:

- “Santidad, cual es la mejor religión?”

Esperaba que dijera: “El budismo tibetano” o las religiones orientales, mucho mas antiguas que el cristianismo.”

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos – lo que me desconcertó un poco porque yo sabia la malicia contenida en la pregunta – y afirmó:

“La mejor religión es la que te aproxima mas a Dios, al Infinito”. Es aquella que te hace mejor.”

Para salir de la perplejidad delante de tan sabia respuesta, pregunté:
- “Que es lo que me hace mejor?”

El respondió:

- “Aquello que te hace mas compasivo, mas sensible, mas desapegado, mas amoroso, mas humanitario, mas responsable, … La religión que consiga hacer eso de ti es la mejor religión.” 

Callé maravillado, y hasta los di­as de hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutable…


http://www.generaciondejesus.com/music/juventud.mp3